La interminable lista de útiles.

Más allá de lo costoso que resulta adquirir la lista de útiles que piden en la escuela, se encuentra otro terrorífico detalle, forrar los libros... etiquetar los lápices y colores, marcar la ropa y mochilas.
En verdad siento que nunca voy a terminar de forrar las libretas y los libros, llevo casi 4 días y aún me falta poner etiquetas.
Es realmente desgastante, termino tan cansada que al final del día solo quiero dormir pero los pendientes me lo impiden.
Por si fuera poco, todavía faltan los libros que la SEP entrega,  mismos que también hay que forrar, etiquetar y etc, etc...
Creo que me quejaré este año por 2 cosas, la primera es que desde un principio no establezcan para qué es cada libreta, de ese modo podrías trabajar de una vez en las carátulas (mismas que dicho de paso tenemos que hacer cuando entran a la escuela) y la segunda, ok, creo que no hay segunda, ya se me ocurrirá algo.
Pero es parte de las obligaciones que tenemos como madres, dejaré de quejarme. No me dejarán mentir que a veces quisieran sentarse y descansar en vez de estarse preocupando por forrar un libro.
Además las escuelas deberían contribuir a la ecología, el plástico que usan los libros, el papel con el que se forran, contaminan.
Claro que ya venden libretas forradas, pero son más caras, una excelente solución para aquellas mamás que tienen poco tiempo.
La parte buena de todo esto es que al final del año me entregan los libros completamente terminados, a diferencia de cuando yo era niña y estudiaba en una escuela de monjas, en donde rara vez utilizábamos los libros.
No recuerdo qué hacíamos en clases pero definitivamente no era aprender, en realidad nos educaban para ser madres, amas de casa y sumisas.
En esa época no existían las redes sociales, ni correos electrónicos o celulares así que no tengo contacto con nadie de mis compañeras para ver en donde están, aunque en realidad no me interesa, tampoco tuvimos lazos estrechos.
Cuando estaba en la universidad nos pedían varios libros y la mayoría de las veces ni siquiera los abríamos. 
Un sabio consejo, no compren los libros, sáquenlos de la biblioteca. 
Hace poco limpié mis libreros y no imaginarán la cantidad de dinero desperdiciado en libros que jamás abrí o que ya no entiendo para qué servían.
¿Mencioné que estudié sistemas? bueno pues tenía un libro de álgebra diferencial e integral y probabilidad y estadística compleja con una serie de fórmulas y números que parecen jeroglificos, se fue a la basura...
Dicho de paso los otros libros que pedían en mis clases ya están obsoletos, también se fueron a la basura.
Desde luego que la primaria es diferente, aunque no usen los libros tengo que entregar la lista completa ¿no?
En fin terminaré de forrar y quejarme, y amaré mi trabajo temporal...la noche es larga!


 




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