Domingo de flojera.

En días recientes estuve bastante ocupada haciendo comida, sí, comida para el 14 de febrero, entre un pastel de banana, filete wellington, brownies y galletas, haciendo videos, me absorvió el tiempo que ni tiempo pude de publicar nada.
Les cuento que el filete, receta del chef Gordon Ramsay, fue totalmente un éxito culinario (como era de esperarse) pero a menudo me encuentro con recetas de chefs famosos que no tienen las cantidades de ingredientes correctos.
Sin embargo, cocinar comida salada es más fácil que comida dulce porque en realidad las cantidades de sal, pimienta o condimentos dependen mucho del paladar de cada persona. Así que solo traté de seguir el video (que vi varias veces) y el final fue asombroso, de verdad no había comido algo tan exquisito en mi vida, estuve leyendo que el término de la carne debería ser medio, no soy fan de comer carne con sangre pero también leí que para un corte tan caro cocer de más hacía que la carne se encogiera y quedara un hueco en el centro... así que tomé la recomendación, no excedí el cocimiento y al partirlo me llevé una extraordinaria sorpresa, los jugos, la carne en su punto, la combinación de sabores y el vino fue como tocar el cielo, definitivamente repetiré este filete para mi aniversario y lo incorporaré a mi recetario.

Les cuento que los ingredientes son caros pero ¡que demonios!, pude morir sin nunca haberlo probado por miedo al fracaso (como la mayoría de las cosas que no hago) y eso hubiera sido muy triste.
Tomaremos esa metáfora como parte del aprendizaje de esta semana, atreverse a hacer las cosas o morir con la intención.

Esta semana tengo un propósito, terminar mi libro, lo cual me parece bastante ambicioso considerando que solo tengo 7 días para hacerlo, pero ya lo hice una vez cuando contratamos a un editor que cobraba por días y no podía esperar. En fin, trataré para meter el libro al concurso y darle cierre a ese sueño de ser escritora para comenzar a enfocarme de nuevo en mi aburrida carrera, esa sofocante y aburrida real de ser programador.
A menudo me pregunto qué diablos estaba pensando cuando decidí estudiar sistemas, de todas las carreras que había en el mundo, claro que eran otras épocas, el internet no era tan accesible como ahora y te quedabas con lo que decían tus padres, si pudiera retroceder el tiempo y volver a ese momento en el que me decidí entre arqueología y sistemas hubiera escogido cocina, ¡que locura!

Piensen bien lo que quieren hacer, luego vienen los arrepentimientos, y no es que sea ajena a los sistemas por completo, no me gusta programar pero si le agarro rápido a las cosas, digo tenemos todo para triunfar ¿no?, ¿o qué Bill Gates tiene algo diferente a un cerebro? obvio no, el secreto está en potenciar las cosas, en ser constante.
Y al final "la perseverancia vencerá a la inteligencia".

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