Cuando veas las barbas...

Hemos visto cómo se han dado las cosas en otros países, es como una vista gratis del futuro. Nos regalaron tiempo para estar preparados y aunque sabíamos que todo se repetiría nos negabamos a creer que sería tan pronto.
En este momento de mi vida me siento triste, como si ya nada valiera la pena, ¿de qué sirve el dinero?, ¿la ropa?, ¿los lujos?, ¿para qué si te acosa una terrible enfermedad?, que si bien no es mortal está superada por el número de enfermos y la falta de atención médica en un país que de entrada se niega a aceptar que la enfermedad existe.
¿Cuántas personas se contagiarán?, ¿cuántas morirán?, no veo un panoraba en el que brille el sol pronto, ni siquiera para los países que están saliendo de la oscuridad porque aún falta una vacuna, no se sabe exactamente cómo surgió este virus.

Si estuviera sola tal vez no me preocuparía tanto como ahora que tengo hijos. Recuerdo que cuando apareció la H1N1 no vivimos un caos tan marcado como ahora, no recuerdo haberme recluído en el departamento, de hecho seguía yendo al gym aunque si recuerdo que lo cerraron una temporada. Luego de eso recuerdo haber visto a las personas en la calle usando cubrebocas, algunas máscaras de oxigeno como del tipo que usan en las películas de apocalipsis. Desabasto de gel, de todo menos de comida o de papel higienico.
Lo cual me parece absolutamente absurdo.
¿Qué nos está pasando?, me siento completamente agobiada, sin esperanza, desanimada.
El número de casos va en aumento en mi país y las autoridades insisten en ocultar los datos a la población porque están más preocupados en una estúpida rifa de un avión.
El presidente es una burla a nivel internacional, que vergüenza me da hablar de él.

En fin, dejemos el fatalismo a un lado, me preocupa la gente que no tiene recursos pero sí conciencia de cuidarse a diferencia de los inadaptados que siguen saliendo y esparciendo el virus.

Suerte en esta cuarentena que inicia, tenemos el regalo del tiempo, podemos lograrlo y si no, nos vemos en otra vida.